😉DE ORZOWEIS, MUÑECAS DIABÓLICAS Y BOCADILLOS DE QUESO CON ACEITE Y ARENA
Vamos con el último post de la serie bambalinera: los guiños introducidos en la historia. La tradición de estos 😉 son un clásico en mi obra (probablemente, en la de muchísimas autoras y autores. ¿Quién no le ha puesto el nombre de su gato a un personaje?), y se inicia ya desde la primera novela (algún día debería hacer un recopilatorio, aunque como eso implicaría tener que (re)leérmelas, me da fatiguita tan solo de pensarlo), por lo que en esta no podían faltar*.
😉Dos de esos guiños ya los anticipé en la segunda entrega de la serie, siendo el del nombre de Amparo («adjudicado» al personaje de la amiga de Adela con la que Laura hace un curso) el más obvio, ya que es el de la persona/amiga (¡artista!/¡maestra!) que me asesoró sobre el tema fotográfico 📸. (Si bien, parte de esa documentación fue motu proprio, por lo que tooodooo lo que en la historia sea correcto, mérito de Amparo; erróneo, culpa mía y de mis licencias creativas).
😉En cuanto al segundo, la nomenclatura de una de las fotos que Laura envía a Adela, IMG_03121998_06022015.jpg (en la versión en papel. Ya expliqué en ese mismo post por qué es distinta en la versión digital), una buena observadora ya habrá adivinado a qué corresponde: son fechas. ¿Y qué fechas son esas? Pues la de 1998 es la del día que nos conocimos mi señora y yo y la de 2015, del día que nos casamos. (Sí, soy una patata casada 💃).
😉¡Más fechas, más guiños!: las que encabezan los comentarios en la web de Adela y las de los e-mails que intercambian Laura y esta, más alguna que otra insertada en otras partes, corresponden a 🎂 cumpleaños de familiares y amigas y amigos. (Sí, el mío también aparece por ahí 🙃).
😉¿Os da miedo Chucky? Pues las de mi generación tuvimos otra muñeca diabólica, y esta daba miedo a pelo, sin necesidad de magia vudú ni efectos especiales, ¡y ni siquiera estaba concebida para esa función! Menciona el nombre de Rosaura a cualquier mujer de tu entorno que ronde la cincuentena y verás asomar a sus ojos el espectro del terror. Como Mia en la novela, tengo una amiga que las pasó canutas con la muñequita de marras. (En mi casa también tuvimos una, pero como éramos un poco salvajes, lo pasó peor ella que nosotras 😈).
Si la plantabas en el umbral de la habitación donde dormían tus hermanas pequeñas, siluetada tan solo por la luz del pasillo, el efecto era aterrador.
😉¡Orzowei!** La referencia vintage que Adela hace a este personaje (y que no sirvió como prueba de carbono porque San Google es muy listo y las chicas de pelo caramelo, más) era el protagonista de una serie de mi infancia cuya música de cabecera, VETE TÚ A SABER POR QUÉ, sigo, a día de hoy, más de 40 años después, sin poder quitarme de la cabeza. Así, cada vez que oigo o leo ese nombre (¡Orzowei!**), mis neuronas empiezan ipso facto a tararear el puñetero «narananaranana, narananaranana». (Y que por culpa de la escritura de esta entrada estoy reviviendo en bucle 😫).
El tío era un tirillas y con una estética un poco bluf, pero cumplía su función entretenedora. También, porque eran los 70 y te tragabas lo que pusieran en la tele, sí o sí.
😉 Esas fotografías del Mediterráneo que le cuestan a Laura un resfriado podrían haberse hecho en cualquiera de la media docena de playas del término municipal de Elche, mi ciudad natal, que en la novela no pasa de una simple mención pero que en «Elisa frente al mar» y en «La perfección del silencio» es la localización principal.
😉Por cierto, ¿a alguien se le ha ocurrido meter en Google Maps las coordenadas 38°11’26.2″N 0°34’53.3″W que Mia menciona en uno de sus wasaps? Si lo ha hecho, en efecto corresponde a Playa Lisa, una zona de costa al oeste de Santa Pola, escenario de todos los veranos de mi infancia, adolescencia, juventud y parte de mi madurez. En ese punto en concreto de la playa a la que llevan las coordenadas me he quemado por el sol, he comido bocadillos de queso con aceite y arena como si no hubiera un mañana (el sabor del recuerdo luminoso de mi niñez ❤), me han picado infinitud de medusas, he hecho (y deshecho) un millón de castillos, he jugado a palas de forma compulsiva y, ya en modo nocturno y alevoso, he bebido litros y litros de cerveza (sí, con alcohol) contemplado estrellas fugaces (¡esa Colilla de Dios mítica!) junto a mis amigas y amigos. Las reseñas de webs viajeras os dirán que es una 💩 de playa, solo apta para niños y personas de edad avanzada, pero para mí representa el tiempo de la feliz inconsciencia, de la luz infinita, del azul que se me metió dentro y, sobre todo, el lugar donde hice amistades hasta el infinito y más allá. 💙
Parte de esa arena me la he zampado yo.
😉El nombre de la cafetería en la que se citan Laura y Adela, Desfici, es el de un pub de ambiente para chicas que hubo en Alicante… , y el lugar donde nos conocimos mi señora y yo. (¡El original, no el 2.0!).
😉El salón cuya fotografía le envía Laura a Mia es el de mi casa. La faja que esta le envía a Laura, mía también 😎. (Ahora entendéis la réplica que hace Mia al comentario de Laura de «La abu sabe que le mangas las fajas para hacerles fotos??!!», ¿verdad? 😏).
😉¡La de trillones de veces que escuché, de pequeña, la canción Son tus perjúmenes, mujer, madre mía! (Y nunca mejor dicho, porque la ponía ella ❤): 🎶 «Son tus perjúmenes, mujer, los que me sulibeyaaaaaaan.»🎵 (La de Triki Triki, de Demis Roussos, era la segunda en el top ten, seguida muy de cerca por, efectivamente, Adelita, en la versión que hizo en español Nat King Cole, que a día de hoy todavía canto pasando de puntillas sobre las erres dobles de la letra: «Si Adelita se fuera con otro la seguiría por tiera y por mar. Si por mar en un buque de guera, si por tiera en un tren militar.» (Sí, lo sulibeyo mucho 💃).
Mamá. Cuya última morada es, justo, el trocito de mar frente a la playa donde nos atiborraba a sus hijas e hijos de bocadillos de queso con aceite que, al segundo bocado, ya estaban salpimentados con arena.
¡Y aquí terminan las bambalinas sobre la escritura de «En un mundo sin ti»! Espero que os hayan gustado. ¡Nos vemos al otro lado de las páginas!📘
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(*) Las referencias gráficas que se detallan en este post son exclusivas de la versión en papel tapa blanda que, una vez más, os recomiendo como el mejor formato para leer la novela.
(**) «Narananaranana, narananaranana.»
