💃DE LA PEOR MEJOR AMIGA DEL MUNDO, BRAGAS Y ESTADOS DE WHATSAPP
¡Sí, hoy vamos a hablar de Mia, la bocachancla e insoportable en un 87’34% amiga de Laura! Este personaje es la más reciente incorporación a mi personal universo de mejores amigas de las protagonistas (en «Tras la coraza» rompí esa regla por partida doble: no solo fue amigo (con «o»), sino que ambas protas, Julia y Alejandra, contaron con su respectivo Sancho Panza), prototipo que, como expliqué en este post, responde al modelo de amiga bromista, a veces impertinente, en demasiadas ocasiones irritante, pero fiel hasta el infinito y más allá que siempre incluyo en mis novelas. (También en algunos de mis relatos, como la Jacoba de «¿Te lo puedes creer?», que forma parte de la antología «Y abrazarte», germen, como ya sabéis, de “En un mundo sin ti” ).
Como la razón de la presencia de este prototipo ya la expliqué en esa entrada, pasemos a lo jugoso: ¿de dónde narices le sale a Mia la manía de enviarle fotos de bragas a Laura? ¿Es una filia? ¿Un síntoma de una alteración siniestra de su psique? ¿Está a salvo la ropa interior no solo de sus amigas y familiares, sino de todos los seres humanos del planeta? Quizás su ansia sea ya irrefrenable y su círculo íntimo se le quede pequeño para su malévolo plan de inundar de bragas el WhatsApp de Laura y, así, un día no muy lejano despertéis en vuestra habitación al filo de la madrugada, alertadas por un ruido, para encontraros con una malévola sombra inclinada sobre el cajón de la mesita de vuestra ropa interior. Quizás, ese impulso imposible de controlar ya no se conforme solo con bragas y empiece a atacar el cajón de los calcetines, de los sujetadores, de las medias y de, ¡la diosa no lo quiera!, los pololos.
… O quizás, simple y llanamente, Mia le envía esas fotos porque le da por ahí. (Y chimpún aquí también). Qué queréis que os diga, hay a quien le da por enviar las fotos de la copichuela-cenorra-fiestón-bañito en una cala paradisíaca-viaje-etcétera que se está metiendo y a otras, de bragas. Yo lo veo lo más natural del mundo. (¿Quizás porque a mí me dio una época por hacerlo? 🤔 QUIZÁS 😈).
Pero vayamos al meollo del asunto: ¿de dónde salen esas bragas? ¿Son mías? ¿De mi señora? ¿Me planté un día en la sección de ropa interior de un centro comercial y me llevé kilo y medio más cuarto y mitad? Si ya habéis leído la novela sabréis la respuesta, pues de ahí la razón de ser de este párrafo de los agradecimientos*:
Chica, ¡y ni se inmutaron cuando se lo pedí!
Sí, se las pedí a amigas y familiares. (Pobrecitas mías, la cara que tuvieron que poner cuando recibieron la propuesta 🤣). La petición iba acompañada de la sugerencia de que usaran su imaginación a la hora de componer la escena bragueril y, oye, ¡fueron muy creativas!
A las pruebas me remito:
El libro con más fotos de bragas por centímetro cuadrado. Récord oficial certificado por Guinness World Records.
Pero no solo de bragafilia e impertinencias está hecha la personalidad de Mia, sino que (también un punto recurrente en mi obra) está su lado reivindicativo: «Pienso en la mierda de ser la generación que va a vivir peor que sus padres, lo que me lleva a cagarme en el neoliberalismo, el capitalismo y en los caminos que giran a la (ultra)derecha.»**
¿Y cómo queda expresado en la novela? Pues a través de sus fotos de perfil en WhatsApp. Tal que así***:
La primera imagen TAMBIÉN es reivindicativa.
(Si eres de las y los que piensan que el feminismo no es necesario, que la violencia contra la mujer es un invento de cuatro «histéricas» y 💩💩 como esas, la puerta está al fondo a la derecha. Cierra al salir).
¡Y aquí acaba el bambalinas de hoy! Próximamente, nuevo (y último) capítulo.
Nota 1: esta entrada fue escrita bajo el influjo de todas las Mias, Jessicas, Anas y Valerias que habitan en mí. De un poquito de Cate Maynes, también.
Nota 2: ¿a que habéis adivinado enseguida qué bragas eran las mías? 😎
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(*) En la versión en papel. Las imágenes no fueron incluidas en la versión digital debido a las limitaciones técnicas propias del formato, motivo por el que siempre recomiendo leer la novela (bueno, por eso y por el currazo que me pegué 😓) en su versión impresa en tapa blanda. (¡Y a todo color, oiga!).
(**) Yo, ídem 💩 en ídem.
(***) Ya sabéis: en la versión en papel. En el e-book se han sustituido por textos descriptivos.
